Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic), pp.145-177
ISSN 1315-3617 E-ISSN 2665-010X
https://doi.org/10.54642/RVAC
Este artículo y sus anexos se distribuyen por la revista venezolana de Análisis de
Coyuntura, bajo los términos de la Licencia CreativeCommons Atribución-
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EXPANSIÓN DE LAS UNIONES CONSENSUALES
Y SUS CARACTERÍSTICAS. VENEZUELA 1971-2011
EXPANSION OF CONSENSUAL UNIONS AND
THEIR CHARACTERISTICS. VENEZUELA 1971-2011
*
MARÍA DI BRIENZA PARENTE

UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO. CARACAS. VENEZUELA
https://orcid.org/0000-0003-1909-1478
Fecha de recepción: 31/07/2023 Fecha de aceptación 03/10/2023
https://doi.org10.54642/RVAC.2023.2.1.5
Este artículo forma parte de los avances de investigación de la tesis doctoral de la autora.
 Profesora investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad
Católica Andrés Bello (UCAB). Socióloga, especialista en análisis de datos aplicados a las Ciencias Sociales,
profesora-investigadora del Área de Estudios Demográficos del Instituto de Investigaciones Económicas y
Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), profesora de la Escuela de Ciencias Sociales
de la UCAB.
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
146
Resumen
Venezuela ha experimentado una notable expansión de las uniones consensuales desde la década
de los 90 del pasado siglo. Por la importancia de avanzar en la compresión de este comportamiento
nupcial, este artículo persigue, en primer lugar, examinar la evolución de la prevalencia de estos
arreglos en las mujeres de 15 a 49 años entre 1971 y 2011, según grupos de edad, generaciones y
años de escolaridad; en segundo lugar, determinar sus principales características y modificaciones
en este proceso de generalización. Se utilizan como fuente los censos de 1971 a 2011, la ENF 1977,
ENPOFAM 1998 y ENDEVE 2010. Los resultados evidencian el continuo aumento de esta
alternativa y de su incidencia como modalidad de entrada a una unión. A este proceso han
contribuido sobre todo las mujeres más jóvenes, pero también las de mayor edad, por una menor
legalización y por el efecto de las segundas nupcias de este tipo; así como han aportado las mujeres
con distintos niveles educativos, acortando las brechas entre ellas. Las uniones consensuales
siguen siendo más tempranas que los matrimonios, más inestables y con más alto nivel de
fecundidad, sin embargo, se registran cambios en estos patrones, mientras que resulta mayoritaria
las catalogadas con “estables” y entre ellas las que tienen el primer hijo en esta modalidad.
Palabras clave: nupcialidad, tipo de unión, unión consensual, Venezuela.
Código JEL: J10, J12, J19
Abstract
Venezuela has experienced a notable expansion of consensual unions since the 1990s. Due to the
importance of advancing in the understanding of this nuptial behavior, this article seeks, firstly,
to examine the evolution of the prevalence of these arrangements in women between 15 and 49
years of age during 1971 and 2011, according to age groups, generations and years of schooling;
secondly, to determine its main characteristics and modifications in this generalization process.
The censuses from 1971 to 2011, the ENF 1977, ENPOFAM 1998 and ENDEVE 2010 are used as
sources. The results show the continuous increase of this alternative and its incidence as a
modality of entering a union. Younger women have contributed especially to this process, but
also older ones, due to less legalization and the effect of second marriages of this type; just as
women with different educational levels have contributed, bridging the gaps between them.
Consensual unions continue to be earlier than marriages, more unstable and with a higher level
of fertility; however, there are changes in these patterns, while those classified as "stable" are the
majority, including those with the first child in this modality.
Keywords: nuptiality, type of union, consensual union, Venezuela.
JEL code: J10, J12, J19
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
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INTRODUCCIÓN
Junto con las importantes transformaciones que ha experimentado Venezuela en los
ámbitos socioeconómico, demográfico y cultural, asociados al proceso de
modernización y a la modernidad, se han dado asimismo una serie de modificaciones
progresivas en el comportamiento de la población con relación a la formación y
disolución de las uniones conyugales. La evidencia acumulada ha dado cuenta de cierta
tendencia a postergar el inicio de una vida en pareja, sobre todo entre las mujeres, así
como una creciente inestabilidad marital, al tiempo que se ha constatado una mayor
propensión a contraer nuevas nupcias y se han producido cambios en cuanto a la
preferencia por establecer arreglos de tipo consensual o, de hecho, frente a la opción de
contraer un matrimonio, bien para conformar una primera unión o en unión
subsecuente.
Sobre este último comportamiento marital, se sabe que la existencia de uniones
consensuales no constituye una novedad en el modelo de nupcialidad de Venezuela.
Este tipo de vínculo conyugal tiene profundas raíces históricas, culturales y étnicas y su
prevalencia ha sido diferencial de acuerdo con las regiones geográficas del país, nivel
de urbanización y estratos sociales; de tal modo, que en estos contextos y sectores
poblacionales esta modalidad de unión se ha reconocido socialmente para constituir una
familia y para la crianza de los hijos. No obstante, lo que sí resulta novedoso, y ha
motivado la elaboración del presente artículo, es la importante expansión que ha
observado esta alternativa conyugal en el país a partir de la última década del siglo
pasado, según se constata con base a distintas fuentes disponibles como los censos
nacionales de población y las encuestas especializadas en fecundidad levantadas
durante este período.
Abordar el estudio de esta pauta nupcial y sus cambios resulta de gran relevancia,
dado que define las características y el modo en que se constituyen las familias, así como
las transformaciones que ocurren en su estructura, debido a los niveles de inestabilidad
conyugal que suelen registrar las uniones de este tipo, con la consecuente formación de
nuevos núcleos familiares frecuentemente con este mismo arreglo marital. De modo que
las contribuciones que se deriven de un mayor conocimiento de estos comportamientos
nupciales permitirán aportar mayores elementos para la evaluación y adaptación de las
normativas a las realidades cambiantes de las parejas y las familias y, asimismo,
disponer de evidencias a tener en cuenta en los procesos de formulación y ejecución de
políticas y programas dirigidos a proporcionar protección social y bienestar a los
cónyuges y sus hijos.
En ese orden, este artículo persigue los siguientes objetivos:
Examinar la evolución de la prevalencia de las uniones consensuales en las
mujeres entre los 15 a 49 años de edad, durante el período 1971-2011 en Venezuela,
según grupo de edad y generaciones y los años de escolaridad alcanzados.
Determinar las principales características de las uniones consensuales y sus
cambios, considerando la edad en que tiene lugar, la reproducción en el marco de esta
modalidad de relación marital y su nivel de estabilidad, así como lograr cierta
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
148
aproximación a una tipología atendiendo a estos patrones y a su nivel de transición a
una unión legal.
Para llevar a cabo este análisis se utilizaron como fuente los cinco Censos Nacionales
de Población y Vivienda levantados en el país entre 1971 y 2011 y las tres encuestas
disponibles de fecundidad con cobertura nacional que tratan entre sus temas la
nupcialidad: la Encuesta Nacional de Fecundidad (ENF´77), la Encuesta Nacional de
Población y Familia (ENPOFAM’98) y la Encuesta Demográfica de Venezuela (ENDEVE
2010).
LA PRESENCIA DE LAS UNIONES CONSENSUALES, CAMBIOS Y
EXPLICACIONES
Se ha documentado la contribución de factores asociados a los procesos de
modernización y modernidad, en las transformaciones en los comportamientos
relacionados con la formación e interrupción de los arreglos maritales observados en
distintas sociedades. Entre los factores de orden demográfico que ha conllevado la
modernización, se destaca el proceso de urbanización, el incremento sostenido de la
esperanza de vida con sus efectos a nivel de las parejas conyugales, así como el impacto
del desarrollo de la tecnología anticonceptiva (Quilodrán, 2011b).
Entre los factores de orden socioeconómico se reconocen como relevantes las
implicaciones que en la nupcialidad ha ocasionado la expansión del acceso de la
población a la educación formal y la creciente participación de las mujeres en el ámbito
social y laboral, lo que ha tenido a su vez repercusiones en su autonomía personal. Estos
cambios, junto con el mayor acceso a la contracepción efectiva, han ejercido su influencia
en la concepción de la vida familiar, y las mujeres han visto ampliadas sus posibilidades
para desarrollar sus propios proyectos de vida, lo que, a la vez, ha contribuido a la
definición de modalidades de convivencia conyugal cada vez más complejas y alejadas
de los patrones tradicionales (Quilodrán, 2011a).
En este contexto de transformaciones, uno de los cambios en las pautas de formación
de un núcleo conyugal que se destaca refiere a la naturaleza del vínculo, expresado en
una mayor prevalencia de la unión consensual o de hecho frente a los matrimonios. En
el entendido de que el primer tipo de unión refiere a la pareja que convive sin la
formalización legal en oposición a la unión que se contrae cumpliendo con los requisitos
establecidas por la ley
1
. Este cambio nupcial ha sido observado en distintas sociedades
con importantes avances e independientemente de la situación socioeconómica de las
parejas, lo que ha motivado desde hace décadas una especial atención entre los
demógrafos y sociólogos (Castro Martín, 2002).
Referente a los países europeos y de América del Norte, se ha resaltado que el
1
En este trabajo se utiliza el término “unión” para referirse en general a los arreglos conyugales, por lo tanto,
considera las uniones de tipo legal como las de tipo consensual. Se emplean indistintamente los términos
“unión legal”, “unión formal” o “matrimonio” para referirse al vínculo conyugal sancionado por las normas
establecidas por la ley, así como se utilizan los términos “unión consensual”, “unión de hecho”, “cohabitación”
o “vínculo no formal”, para hacer mención a las uniones establecidas sin vínculo legal.
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
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incremento de los arreglos consensuales se ha convertido en un rasgo sobresaliente de
la nupcialidad, pero también se ha señalado que su patrón no parece ser homogéneo,
hay una pluralización de uniones conyugales (Castro Martín y Domínguez, 2008). En
algunas de estas sociedades la adopción de la convivencia con la pareja constituye un
período de prueba sin hijos previo a establecer un vínculo legal, se ve como un preludio
al matrimonio o como una etapa en el proceso de matrimonio; mientras que en otros contextos
esta modalidad de unión ha tendido a parecerse cada vez más a las legales en términos
de su estabilidad y su relación con la reproducción. En tanto, para otros grupos
poblacionales, la cohabitación más bien es concebida como una alternativa a la soltería,
como un arreglo de parejas muy breves y sin hijos (Castro Martín y Domínguez, 2008;
Perelli-Harris et al., 2014).
Frente a la mayor prevalencia de estos arreglos maritales se ha formulado
argumentos explicativos que privilegian las repercusiones de las amplias
transformaciones que ha propiciado el avance de la modernidad en la esfera cultural y
el impulso de individualismo con las implicaciones de la progresiva secularización,
junto a la búsqueda de relaciones afectivas más satisfactorias centradas en el amor, una
mayor igualdad en los roles y relaciones de género, además de la creciente tolerancia
frente a distintas conductas nupciales y formas de convivencia (Lesthaeghe, 1998; Beck-
Gernsheim, 2003). Con este énfasis en las interpretaciones de orden cultural, también se
considera la preferencia por esta pauta nupcial entre los componentes de cambio a nivel
familiar que postula la teoría de la Segunda Transición Demográfica, basada en la
experiencia de Europa Occidental una vez culminada la histórica o primera Transición
Demográfica (Lesthaeghe, 1998, 2014, 2020)
2
.
Por otro lado, se han desarrollado interpretaciones que centran su atención en la
influencia que han podido tener los factores relacionados con las condiciones
económicas y sociales: los efectos de los períodos de crisis económica a nivel de las
parejas, las dificultades de inserción en el mercado de trabajo, el aumento de la
inestabilidad laboral y la incertidumbre financiera, entre otros (Castro Martín y
Domínguez, 2008; Esteve. et. al, 2012; Perelli-Harris et al, 2014; Sassler y Licht, 2020). Sin
embargo, algunos autores explican que estos planteamientos de orden ideológico y
económico no son estrictamente contrapuestos (Lesthaeghe, 2014, 2020; Mooyaart et al.,
2021).
En el caso de los países latinoamericanos, se conoce que la unión consensual como
arreglo conyugal ha sido tradicionalmente importante en muchos países de América
2
La Transición Demográfica refiere al tránsito paulatino de altos a bajos niveles de mortalidad y fecundidad
en las distintas sociedades. La Teoría de la Segunda Transición Demográfica busca explicar los cambios a nivel
de las familias que se describe a través de la disminución de los niveles de fecundidad por debajo al nivel de
reemplazo; la postergación del matrimonio y la paternidad/maternidad; el aumento de la soltería; una mayor
incidencia de la cohabitación y el incremento de la procreación en estas uniones y entre mujeres solteras. En
tanto que continúa la tendencia ascendente de los divorcios y las separaciones, así como la recomposición
familiar con aumentos de la cohabitación y relaciones tipo LAT- Living Apart Together (Lesthaeghe, 2014).
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
150
Latina y especialmente alta en Centro América y el Caribe, distinguiendo el modelo de
nupcialidad de la región. Esta alternativa marital tiene raíces históricas, culturales y
étnicas y ha sido socialmente aceptada y reconocida para la formación de la familia y la
crianza de los hijos, para llegar a constituirse en un componente esencial del sistema
familiar (Castro Martín, 2002; Quilodrán, 2011c). A diferencia de los comportamientos
observados en los países industrializados, en la región la tradicional práctica de
conformar uniones de tipo consensual puede ser descrita con mayor claridad como un
sustituto al matrimonio (Castro Martín, 2002). Este patrón contribuyó a perfilar la
existencia de lo que podría ser denominado un sistema de nupcialidad dual “… con dos
tipos de uniones en el plano <administrativo> similares en cuanto a su reconocimiento
social y comportamiento reproductivo, pero divergentes en cuanto a su posición social,
estabilidad y garantías legales a largo plazo” (Castro Martín, 1999, p.52).
Las evidencias acumuladas en efecto muestran que las uniones consensuales en la
región se han establecido como un arreglo conyugal más propio de los grupos de
población con bajo nivel educativo, con pocos recursos y escasas expectativas
económicas, entre aquellos residentes en el ámbito rural y en sectores populares
urbanos, así como se ha caracterizado por registrar una más alta fecundidad en
comparación con los matrimonios. Este tipo de unión se utiliza a menudo como
estrategia para hacer frente a la pobreza y los embarazos no planificados en la
adolescencia y tradicionalmente figura como la modalidad de mayor preferencia entre
los venes para iniciar una vida en pareja, que en parte pueden llegar a legalizar (Castro
Martín, 1999, 2002; Quilodrán, 2011b; Covre-Sussai et al., 2015).
Sin embargo, desde la década de los 90 del siglo XX emerge un nuevo patrón nupcial
en la región, al aumentar la prevalencia de uniones consensuales aún en aquellos países
donde históricamente era marginal esta alternativa de vida en pareja. Junto a la
persistencia de este tipo de arreglo en la población más desfavorecida económica y
socialmente, se evidencia su mayor preferencia entre la población con niveles educativos
más elevados, de origen urbano y pertenecientes a estratos sociales medios y altos
(Quilodrán. 2011a, 2011c; Esteve et al., 2012; Solís y Ferraris, 2014; Covre-Sussai et al.,
2015; Cabello y Soto, 2017; Binstock et al., 2016). Además, se ha encontrado que en estos
grupos los niveles de fecundidad dentro de esta modalidad de unión y el matrimonio se
muestran próximos en algunos países (Leplante et al., 2015). Se identifica que contraer
matrimonio directamente está resultando una práctica cada vez menos frecuente
(Quilodrán, 2011a; Binstock et al., 2016). Adicionalmente, al ser el tipo de vínculo
consensual característico de las nuevas uniones post separación o divorcio, resulta aún
mayor su contribución dados los crecientes niveles de inestabilidad conyugal
observados en la región (Binstock y Cabella, 2011). Se produce así lo que Esteve y sus
colaboradores (2012) han calificado como el boom de la cohabitación en América Latina,
motivando un renovado interés por el tema con la finalidad de caracterizar y
comprender adecuadamente su evolución reciente.
Al respecto, se han planteado como argumentos explicativos la posible influencia de
las condiciones económico desfavorables, cambios legales-institucionales y las
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transformaciones experimentadas en el ámbito cultural, factores que pudieran estar
operando simultáneamente (Solís y Ferraris, 2014), pero con variada intensidad,
atendiendo a las particularidades de los países según su desarrollo socioeconómico y su
composición étnica (Covre-Sussai, et al., 2015). Adicionalmente, sobre este fenómeno se
ha sugerido que la presencia secular de las uniones de tipo consensual en la región
justamente podría en parte contribuir a entender la rapidez de su diseminación y
persistencia (Quilodrán 2011a).
Con relación a la influencia de los factores económicos, se destaca el hecho de que los
países de América Latina y el Caribe se caracterizan por mostrar una generalizada
desigualdad social y económica y por haber registrado un deficiente desempeño
macroeconómico por décadas, lo que ha conducido a períodos de severas crisis con
inflación y altos niveles de desempleo, con importantes incidencias en las condiciones
de vida de la población. En este contexto, las parejas jóvenes estarían enfrentando
mayores limitaciones para solventar los costos económicos que representan las
ceremonias y celebraciones de uniones legales y religiosas. De la misma manera, para
constituir su nuevo hogar con miras a mantener un vínculo permanente y tener
descendencia. Todo ello estaa propiciando una reacción adaptativa expresada en la
mayor preferencia por una primera unión de tipo consensual, previa a un matrimonio o
en su lugar (Esteve, et al., 2012; Solís y Ferraris, 2014).
Asimismo, se ha resaltado como en las últimas décadas se han dado avances con
modificaciones en la legislación tendientes a garantizar la igualdad jurídica de hijos
tenidos dentro y fuera de un matrimonio, en cuanto a herencia y pensiones, así como los
adelantos registrados en materia de reconocimiento de las uniones estables de hecho en
distintos países de la región, que prácticamente terminan equiparando los derechos y
obligaciones con las uniones legales (Melo Vieira, 2016; Binstock et al., 2016). Todos estos
cambios han podido llegar a disminuir en algunos países las ventajas comparativas de
la formalización de la unión conyugal (Melo Vieira, 2016).
Por otra parte, también se argumenta que una mayor preferencia por una unión de
tipo consensual, estaría justamente impulsada por procesos de orden cultural
vinculados a la modernidad, impulsados por individualismo y por la pérdida
progresiva de la influencia de la religión, aunado a los cambios que han afectado la vida
de la mujer y de situaciones reales de mayor autonomía (Cabella y Soto, 2017). En este
sentido, algunos estudiosos han planteado en específico si los países de la región que
están cercanos a culminar la Transición Demográfica estarían mostrando
comportamientos nupciales asociados a la Segunda Transición, o bien cierta
convergencia, lo que ha generado un número importante de investigaciones bajo esta
línea (p. ej., Quilodrán, 2011a, 2011b, 2011c; Esteve et al., 2012; Flores y Sánchez, 2013;
Lesthaeghe y Esteve, 2016; Cabella y Soto, 2017).
En torno a estos argumentos y debates, han propuesto distintos autores que en
América Latina y el Caribe se estaría frente a dos tipos de cohabitación (Rodríguez, 2005;
Quilodrán, 2011a, 2011c; Covre-Sussai, et al. 2015). Una “tradicional”, que corresponde
a comportamientos inerciales provenientes del pasado, el machismo y las condiciones
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
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socioeconómicas desfavorables (Rodríguez, 2005; Quilodrán, 2011a), más vinculada con
la exclusión social y las desigualdades (Covre-Sussai, et al. 2015) y otra de tipo
“moderno”, que resulta de una elección reflexiva, relacionada con la ejecución de
proyectos personales en un contexto de desarrollo socioeconómico (Rodríguez, 2005);
cambios que en efecto pudieran explicarse por el marco teórico de la Segunda Transición
Demográfica (Covre-Sussai, et al. 2015).
No obstante, también se ha puesto en entredicho que esta dicotomía entre uniones
consensuales “tradicionales” y “modernas” esté dando cuenta de la diversidad de los
procesos de formación de la pareja conyugal en la actualidad (Binstock y Cabella, 2011;
Melo Vieira, 2016). De tal modo que en la región se podría estar más bien frente a una
pluralidad de uniones consensuales que caracterizarían su expansión. Sin embargo, se
advierte sobre la importancia de avanzar en la diferenciación empírica de estos tipos de
arreglos maritales (Covre-Sussai, et al., 2015), aspecto al que se espera contribuir con el
presente artículo.
FUENTES E INDICADORES
Con el fin de alcanzar los objetivos planteados en este artículo se utilizan dos tipos de
fuente por las posibilidades que cada una ofrece. En ese orden, se emplea la información
aportada por los cinco Censos Nacional de Población y Vivienda levantados en
Venezuela entre 1971 y 2011 por el hoy Instituto Nacional de Estadística (INE), a partir
de la indagación sobre la situación conyugal, permitiendo diferenciar a las mujeres entre
15 y 49 años según grupos de edad y generaciones, años de escolaridad alcanzados y
entidad federal de residencia. Se obtuvo el porcentaje de mujeres en arreglos
consensuales entre el total de mujeres unidas a partir de las tabulaciones básicas
publicadas por el INE; para los cruces según la variable educativa, se contó con
resultados de los procesamientos especiales de la microdata censal, realizados por el
Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés
Bello (IIES-UCAB).
Si bien los censos constituyen una valiosa fuente para el estudio de las pautas de
nupcialidad, presenta algunas limitaciones conocidas. La observación del fenómeno que
ofrece es de corte transversal, de modo que se obtiene la información sobre la
prevalencia de las uniones consensuales al momento de cada investigación, por ello no
es posible determinar si una porción de las mujeres que se declaran “casadas”, habían
mantenido previamente un arreglo consensual con su pareja, o si las que se declaran en
soltería o con una unión disuelta, optaron alguna vez en su pasado por la cohabitación
como alternativa marital.
De tal modo que, para complementar la información censal, se utilizan las tres
encuestas especializadas en temas demográficos que se han realizado en el país: la
Encuesta Nacional de Fecundidad (ENF 1977), la Encuesta Nacional de Población y
Familia (ENPOFAM 1998) y la Encuesta Demográfica de Venezuela (ENDEVE 2010).
Estas encuestas han abordado, entre múltiples temas, el estudio del comportamiento
nupcial de las mujeres entrevistadas mediante un conjunto de preguntas retrospectivas
para obtener la historia de nupcialidad, de manera que es posible una mayor
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
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aproximación a la importancia del grupo de mujeres que han estado en una unión
consensual, como primera unión y/o en uniones sucesivas, así como la duración de las
mismas y su relación con la reproducción.
La ENF´77 fue realizada por la Dirección General de Estadística y Censos Nacionales
del Ministerio de Fomento, hoy INE, como parte de la Encuesta Mundial de Fecundidad
(EMF); cubrió una muestra de 4.361 mujeres entre 15 y 44 años (ISI-EMF, 1984). La
ENPOFAM´98 fue coordinada por el Ministerio de la Familia y realizada en cooperación
con el INE y el Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO), aplicada a una muestra de
7.075 mujeres entre 15 y 49 años (LACSO-OCEI, 1998), mientras que la ENDEVE 2010
fue producto de un proyecto de cooperación entre el INE y el Fondo de Población de la
Naciones Unidas (UNFPA) (INE, 2013), para obtener información sobre un total de 3.826
mujeres en estas mismas edades.
A partir de un procesamiento propio de los microdatos de estas tres encuestas, se
calculó un conjunto de indicadores referidos a: la incidencia de una primera unión
consensual, prevalencia de estas uniones según orden; edad a la unión, nivel de
disolución y paridez de acuerdo con el tipo de unión, para finalmente obtener una
clasificación de las uniones consensuales. La clasificación utilizada resulta de una
adaptación de la tipología propuesta por C. Villeneuve-Gokalp (1991)
3
, considerando
para tal fin la ocurrencia de eventos centrales durante la primera etapa de la vida en
pareja (cinco años) en una primera unión consensual: la legalización del vínculo
conyugal, la separación y la reproducción en el marco de este tipo de arreglo marital.
De acuerdo con el momento cuando ocurrieron estos eventos se establecen los
siguientes tipos:
Preludio: la unión consensual se legaliza al poco tiempo, durante los primeros
dos años de la unión, pueden o no tener hijos en este período de cohabitación.
Prueba: la unión consensual se legaliza entre los dos o cinco años cumplidos,
pueden o no tener hijos en este período de cohabitación.
Temporal: la unión consensual se interrumpe entre los cero y cinco años
cumplidos sin haberse legalizado, pueden o no tener hijos durante la unión.
Estable sin hijos: la pareja cumple cinco años en unión consensual sin hijos
durante ese período, la mujer pudo haber entrado a esta unión con hijos.
Estable con hijos: la pareja cumple cinco años en unión consensual y tuvieron su
primer hijo/a durante ese período.
Dadas las variables requeridas para esta tipología, sólo se utilizaron los datos
proporcionados por la ENDEVE 2010, derivados de una historia de uniones más
3
La autora propone esta tipología en el análisis de los cambios en esta pauta nupcial en Francia desde finales
de la década de los años 60 hasta inicios de la década de los 80; en esta clasificación se consideró como período
los 3 primeros años de la unión. Una adaptación de esta tipología, y también tomada en cuenta en este artículo,
fue utilizada Raimondi y Street (2002) en un estudio sobre la formación de la primera unión conyugal referido
al Área Metropolitana de Buenos Aires, Argentina.
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
154
completa con relación a las dos encuestas precedentes, al suministrar información sobre
las uniones legales que se inician con una unión consensual.
LA EXPANSIÓN DE LAS UNIONES CONSENSUALES EN VENEZUELA Y SUS
CARACTERÍSTICAS
IMPORTANCIA DE LAS UNIONES CONSENSUALES: 1971-2011
Desde mediados del siglo pasado Venezuela experimentó importantes procesos de
cambios en el ámbito social, económico, cultural y demográfico, asociados a la
modernización y expresados en una acelerada urbanización, el descenso de la
mortalidad y la fecundidad, reduciéndose en cuatro hijos en promedio el tamaño final
de la familia con una alta prevalencia en el uso de métodos anticonceptivos (Freitez,
2011); se dio una notable expansión de la educación con una escolaridad cada vez más
prolongada (González, 2011) junto con la transformación creciente del papel de las
mujeres en la vida social y en la fuerza de trabajo (Martínez Vásquez, 2010). En el ámbito
económico, el país ha pasado por distintas etapas de expansión y recesión, con
consecuencias en el bienestar social de la población y en los niveles de desigualdad:
luego de la década de los 70 de recuperación y expansión sigue una profunda caída de
la actividad económica para recrudecerse en los 90. Posteriormente, durante la primera
década de los años dos mil, se inicia nuevamente una etapa de crecimiento como
consecuencia de otro aumento significativo de los precios del petróleo y un sostenido
gasto público que termina generando una alta inflación (Oliveros y Álvarez, 2017).
En el ámbito legal, con la aprobación en el año 1982 de la Ley de Reforma Parcial del
Código Civil Venezolano, se establece la igualdad de los hijos nacidos fuera o dentro de
una unión legal y también esta norma introdujo el principio de igualdad en materia
patrimonial entre las parejas cohabitantes. Años después, con la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela aprobada en el año 1999, se da un cambio en
materia de regulación jurídica de las uniones estables de hecho en el país, al consagrar
en su artículo 77 la equiparación de los efectos de las uniones legales a las uniones de
este tipo. Esta protección a las parejas cohabitantes es considerada como una de las
innovaciones más importantes que contiene la Constitución en materia de instituciones
familiares (Domínguez, 2019). Pasado diez años, en la Ley Orgánica de Registro Civil,
2009, se dispone que las uniones de hecho pueden registrarse al igual que su disolución,
constituyendo una opción probatoria de la existencia de este vínculo marital.
En este contexto de transformación, igualmente se han registrado progresivas
modificaciones en las pautas de nupcialidad en el país. Diversos estudios han
documentado cierta postergación del momento del inicio de una unión conyugal,
particularmente más acentuada en la población femenina; así como la creciente
instabilidad de las relaciones de pareja junto con un aumento en la propensión a contraer
nuevas nupcias o rematrimonios, al igual que se han dado cambios en la naturaleza del
vínculo marital, pasando de un proceso de institucionalización de las uniones entre los
años 60 y 70, a una mayor preferencia por establecer arreglos de tipo consensual (Chen
y Picouet, 1979; Freitez y Romero,1991; Di Brienza, 2007, 2011a; INE, 2014).
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
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Sobre este último patrón nupcial se conoce que en el país la modalidad de unión
consensual o de hecho, tradicionalmente ha coexistido con los matrimonios, y su
prevalencia ha sido diferencial de acuerdo con las regiones geográficas, el nivel de
urbanización y los estratos sociales (Chen y Picouet, 1979; Freitez y Romero,1991; Di
Brienza, 2007), reflejando, en los términos de Castro Martín (2002), una cuasi
institucionalización de un sistema dual de nupcialidad. Lo nuevo es la extraordinaria
relevancia que ha retomado esta alternativa como vía para constituir una pareja a partir
de la década de los 90 del siglo pasado, tal como se ha constatado en otros países
latinoamericanos y caribeños. Como se puede verificar en el Gráfico 1, en los años 1971
a 1990, los datos censales reportaban que alrededor de un tercio de las mujeres en unión
de 15 a 49 años mantenían un arreglo consensual, pero posteriormente el censo
levantado en 2001 anunció un claro repunte al elevarse a 48% su representación y a 59%
una década después, según dio a conocer el último recuento censal.
Esta tendencia en la nupcialidad es así mismo confirmada por las tres encuestas de
alcance nacional disponibles que indagan con más detalles este tema. De acuerdo con
las evidencias aportadas por estos estudios ha sido claramente creciente la importancia
del grupo que se mantenía en unión consensual entre las mujeres de 15 a 44 años de
edad: según la ENF’ 77 arribaba a 34% su contribución para luego aumentar a 47% en
1998 según los resultados de la ENPOFAM; doce años después, se duplica la prevalencia
de este vínculo marital con relación al nivel observado a finales de los años 70,
ubicándose en 67% su valor conforme reporta la ENDEVE 2010 (Gráfico 1).
Gráfico 1. Distribución de las mujeres unidas de 15 a 49 años y de 15 a 44 años según
tipo de unión. 1971-2011
33
34
35
48
59
67
66
65
52
41
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
Censo
1971
Censo
1981
Censo
1990
Censo
2001
Censo
2011
Porcentaje
Mujeres de 15 a 49 años
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
156
Fuente: cálculos propios a partir de los datos de los Censos de Población y Vivienda de 1971 a 2011 y del
procesamiento de la ENF´77, ENPOFAM´98 y ENDEVE 2010.
34
47
67
66
53
33
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
ENF'77 ENPOFAM´98 ENDEVE' 2010
Porcentaje
Union Consensual Unión Legal
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
157
Cuadro 1 Porcentaje de mujeres de 15 a 49 años en unión consensual del total de
unidas según entidad federal de residencia. Censos 1971,1990 y 2011
Censos
Fase de la transición
Entidad Federal
1971
1990
2011
Moderada
Delta Amacuro
58,1
56,6
74,5
Apure
59,9
56,9
68,5
Amazonas
56,7
58,1
77,5
Plena
transición
Zulia
36,0
35,5
57,7
Yaracuy
50,1
45,5
61,2
Trujillo
32,2
34,8
48,4
Táchira
23,0
31,3
56,1
Sucre
42,3
32,8
58,0
Portuguesa
50,7
47,0
63,5
Monagas
46,2
35,9
61,2
Guárico
46,6
41,7
65,1
Cojedes
53,9
45,1
66,5
Barinas
46,3
48,3
67,2
Venezuela
32,9
34,8
59,3
Avanzada
Falcón
26,8
23,1
46,9
Anzoátegui
38,5
31,2
54,9
Bolívar
40,9
39,4
61,8
Mérida
17,4
30,4
58,6
Lara
35,9
36,7
59,7
Carabobo
31,4
32,7
56,3
Más
avanzada
Nueva Esparta
29,3
26,8
56,1
Aragua
31,8
32,2
55,8
La Guaira
-
-
61,4
Miranda
23,9
31,1
59,8
Distrito Capital*
23,2
31,1
61,4
Valor máximo
59,9
58,1
77,5
Valor mínimo
17,4
23,1
46,9
Desviación estándar
11,8
8,4
6,6
Coeficiente de variación
30,6
22,0
10,9
(*) Incluye el estado La Guaira
Notas: La clasificación de las entidades federales según la fase de la transición demográfica fue tomada de
Freitez y Duarte (2013) y actualizada para el año 2011 según datos ofrecidos por el INE en www. ine.gob.ve
Fuente: cálculos propios a partir de los datos de los Censos de Población y Vivienda de 1971, 2011.
PREVALENCIA DE LAS UNIONES CONSENSUALES SEGÚN EDAD
Los distintos censos aproximan al conocimiento de las pautas de formación de las
parejas en distintas etapas del ciclo vida de las mujeres, así como las modificaciones que
tuvieron lugar durante el período que se revisa, al permitir observar en conjunto a los
grupos pertenecientes a las generaciones nacidas entre 1921 y 1995, con experiencias que
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
158
responden a distintos contextos económicos, sociales y culturales (Cuadro 2). Mediante
los resultados que informan los censos de 1971 y 1981, aquéllas que al momento de cada
levantamiento se encontraban en edades adolescentes (entre 15 y 19 años) mostraban el
más alto nivel de cohabitación, en torno al 39%, mientras que las mujeres a partir de esta
edad, a lo largo de las generaciones, registraban una prevalencia en unión consensual
con poca variación, indicando una baja migración a una unión legal a medida que
avanzaban en edad junto con el efecto que pudiera tener el tipo de vínculo no formal en
la formación de nupcias sucesivas. Una vez iniciada la década del 90 se verifica una más
elevada propensión por estos arreglos entre las más jóvenes pertenecientes a las
generaciones nacidas entre 1965 y 1974.
Cuadro 2 Porcentaje de mujeres de 15 a 49 años en unión consensual del total de
unidas según grupos de edad y generaciones. Censos 1971-2011
Censo
Grupos de edad y de generaciones
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
1971
1951-55
1946-50
1941-45
1936-40
1931-35
1926-30
1921-25
39,1
34,1
32,4
33,0
33,3
30,8
29,0
1981
1961-65
1956-60
1951-55
1946-50
1941-45
1936-40
1931-35
38,1
34,6
32,9
32,5
33,0
32,8
31,4
1990
1970-74
1965-69
1960-64
1955-59
1950-54
1945-49
1940-44
49,2
39,8
35,7
33,9
32,0
30,0
27,8
2001
1981-85
1976-80
1971-75
1966-70
1961-65
1956-60
1951-55
75,5
62,0
51,4
45,2
42,2
39,1
35,4
2011
1991-95
1986-90
1981-85
1976-80
1971-75
1966-70
1961-65
88,9
78,0
66,3
58,1
52,6
47,4
42,8
Fuente: cálculos propios a partir de los datos de los Censos de Población y Vivienda de 1971-2011.
En las dos décadas siguientes, los datos censales correspondientes a los años 2001 y
2011 destacan los siguientes cambios: en primer lugar, entre las generaciones nacidas a
partir de la segunda mitad de los años 70 aumentan notablemente las uniones
consensuales como opción para formar una pareja en las edades juveniles, cerca de 40
puntos porcentuales (pp.) y llegan a superar a los matrimonios en los grupos de 25 a 34
años de edad (entre 58% y 66%). En segundo lugar, se verifica asimismo que, en la
expansión de la importancia de este tipo de arreglo, han contribuido las mujeres al
avanzar en edad, visto que en aquéllas que alcanzaban los 40 a 44 os de cada
generación, la representación de las cohabitantes varió de 31% a 47% y aumentó de 29%
a 43%, entre las que tenían de 45 a 49 años, de modo que con mayor intensidad se ha
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
159
podido combinar con una menor propensión a la legalización y la reincidencia nupcial
privilegiando el vínculo consensual.
Al considerar en particular la prevalencia de la cohabitación en el grupo de mujeres
de 25 a 29 años en países de América Latina, se verifica que Venezuela mostraba para el
año 2011 un nivel igual al registrado en Argentina (66%) en fechas próximas; pero más
alto que el reportado para Brasil (51%), Ecuador (47%) y México (37%), y con una
frecuencia menor de esta modalidad marital al compararse con Panamá (74%) o con
Uruguay (71%). Este último país junto con Argentina, caracterizados por una presencia
marginal de este tipo de unión en el pasado, registran para el momento el mayor
incremento con relación a 1971 (sobre 50 pp.), mientras que en el caso venezolano esta
variación se calcula en 34 pp. (López-Gay y Esteve, 2014-cuadro 1)
4
.
LAS UNIONES CONSENSUALES COMO MODALIDAD DE ENTRADA A UNA PRIMERA
UNIÓN
Las encuestas, a diferencia de los censos, permiten precisar la importancia de las
uniones consensuales para formar una primera unión conyugal y, al considerar
conjuntamente los tres estudios, se puede igualmente obtener una visión de la
experiencia nupcial de distintas generaciones de mujeres: desde las nacidas en los años
30 hasta el grupo que corresponde a la primera mitad de la década de los 90. Al respecto,
como se aprecia en el Cuadro 3, entre las mujeres que nacieron desde mediados de los
50 se comienza a observar el aumento de la contribución de aquéllas que han iniciado
su vida en pareja con este arreglo marital. En específico, entre las mujeres pertenecientes
a las generaciones de 1954-58 y que estarían en edad de contraer sus primeras nupcias
en los años 70, poco más de una de cada tres se inclinaron por un vínculo no formal,
mientras que en el grupo que nació en esa misma década y podrían iniciar una unión en
los años 90, más de la mitad optó por este tipo de arreglo; en las generaciones más
recientes que se unen a partir del año 2000, esta proporción llega a ocho de cada diez
mujeres.
4
Estos autores analizan la importancia de las uniones consensuales con base a censos en 16 países de la región
para el período 1971-2010. Para Venezuela se abarcó el período 1971-2000, los cálculos que se presentan con
base a datos del censo 2011 son propios.
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
160
Cuadro 3 Porcentaje de mujeres de 15 a 49 años con una primera unión consensual según
grupo de edad y grupo de generaciones. ENF’77, ENPOFAM´98 y ENDEVE 2010
Encuestas
Grupos de edad y de generaciones
Total
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
15-44
ENF'77 *
1957-61
1952-56
1947-51
1942-46
1937-41
1932-36
1932-
61
47,7
38,0
34,7
28,2
33,4
35,5
35,4
ENPOFAM'98
1979-83
1974-78
1969-73
1964-68
1959-63
1954-58
1949-53
1954-
83
77,3
58,9
45,2
38,8
36,7
31,0
24,2
43,6
ENDEVE2010
1990-94
1985-89
1980-84
1975-79
1970-74
1965-69
1960-64
1965-
94
89,9
78,5
71,3
65,8
53,7
46,9
49,6
65,0
*Esta encuesta tuvo como población objetivo las mujeres de 15 a 44 años.
Fuente: cálculos propios a partir del procesamiento de la EN77, ENPOFAM´98 y ENDEVE 2010.
NIVEL DE DISOLUCIÓN DE LAS UNIONES Y DE SEGUNDAS NUPCIAS DE TIPO
CONSENSUAL
Como se señaló antes, en el proceso de generalización de la práctica de la cohabitación
para formar una pareja, también contribuyen las segundas nupcias o de mayor orden
con preferencia por este tipo de arreglo. Para establecer su importancia y los cambios
que se pudieran haber registrado, se revisa, en primera instancia, el nivel de disolución
de las primeras uniones, bien sea por divorcio, separación o por haber enviudado, y en
segunda instancia, con cuánta frecuencia las mujeres han optado por formar una nueva
unión bajo esta modalidad, así como los comportamientos generacionales (Cuadro 4).
Al respecto se constata el incremento de las rupturas maritales en el total de mujeres 15
y 44 años de edad, de 29% a 37% según la ENF’77 y la ENDEVE 2010, respectivamente.
De acuerdo con la edad, entre aquéllas que han estado más expuestas a tener esta
experiencia (entre los 40-44 años), la proporción que interrumpió su primera unión llega
a 42% entre los grupos de generaciones de 1932-36 y de 1954-58, y se eleva un poco más
en las mujeres nacidas en la segunda mitad de la década de los 60. No obstante, los
cambios más destacables en esta pauta nupcial se observan antes de cumplir los 35 años.
De hecho, al llegar las mujeres pertenecientes a la generación 1942-46 a estas edades el
28% había disuelto su primera unión, para aumentar a 36% en el grupo de 1964-68 y a
40% en las que nacieron aproximadamente diez años después (1975-79).
Sobre la incidencia del rematrimonio y su variación, los datos de la ENF´77
informaban que entre las mujeres alguna vez unidas nacidas entre 1947 y 1951, que al
momento tenían 25 a 29 años, la importancia de aquéllas con más de una unión se
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
161
ubicaba en 16%, para luego aumentar progresivamente a 27% entre las mujeres con
mayor tiempo de exposición, con 40 a 44 años correspondientes a las generaciones de
1932-36. En las mujeres del primer grupo etario que se compara, pero de las
generaciones 1969-73 y 1980-84, se evidencia una mayor presencia de las que tuvieron
esta experiencia en su trayectoria nupcial (cercana a 21%), mientras que en las mujeres
de mayor edad llega a 30% en las nacidas en los años 60. Al revisar el tipo de unión, se
confirma que a lo largo de todas las generaciones se mantiene una mayor preferencia
por formar esta nueva pareja bajo el vínculo de naturaleza consensual, se tiene que a
partir del grupo de mujeres nacidas a partir de década de los 60, entre 86% y 93%
optaron por esta alternativa marital, bien por elección o porque posiblemente no habían
disuelto formalmente una primera unión legal.
Para ampliar la revisión de este patrón nupcial, en el Gráfico 2 se muestra el peso
relativo que tienen las uniones consensuales según su orden, tomando ahora en cuenta
el conjunto de mujeres que al momento de cada encuesta declararon mantener este tipo
de arreglo. A partir de estos datos se verifica que, en las generaciones más antiguas,
nacidas antes de los años 60, adquirían mayor relevancia estas uniones entre las mujeres
con 35 o más años de edad si eran de segundo orden o superior; luego, entre las
generaciones nacidas a partir de esta década y cuyo comportamiento es reflejado por la
ENDEVE, se observa una mayor presencia de mujeres a estas mismas edades en una
primera unión consensual. De modo que estos resultados permiten confirmar la menor
legalización de estas uniones a pasar un tiempo en pareja que se ha venido comentado
y, a las que también se agregaría una porción de mujeres que pudieron haber iniciado
más tarde su primera unión bajo este vínculo marital.
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
162
Cuadro 4 Porcentaje de mujeres con primera unión disuelta, con más de una unión y
con segunda unión de tipo consensual, por grupos de edad y generaciones. ENF’77,
ENPOFAM´98 y ENDEVE 2010
Encuesta/indicadores
Generaciones/grupos de edad
Total
25-29
30-34
35-39
40-44
15-44
ENF'77
1947-51
1942-46
1937-41
1932-36
1932-
61
Tasa de disolución primera unión (%)
26,6
28,2
32,3
41,9
29,4
Con más de una unión (%)
15,9
19,0
23,7
27,2
17,0
Segunda unión consensual (%)
88,0
90,4
84,5
77,7
86,6
ENPOFAM'98
1969-73
1964-68
1959-63
1954-58
1954-
83
Tasa de disolución primera unión (%)
31,3
36,4
42,2
42,2
35,1
Con más de una unión (%)
20,9
24,4
30,2
25,3
22,5
Segunda unión consensual (%)
91,1
86,1
90,7
80,7
88,7
ENDEVE 2010
1980-84
1975-79
1970-74
1965-69
1965-
94
Tasa de disolución primera unión (%)
35,9
39,9
42,8
45,2
36,9
Con más de una unión (%)
22,0
25,0
30,0
30,0
23,2
Segunda unión consensual (%)
92,3
88,1
85,7
89,4
89,2
Fuente: cálculos propios a partir del procesamiento de la ENF´77, ENPOFAM´98 y ENDEVE 2010.
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
163
Gráfico 2 Distribución de mujeres de 25 a 44 años en unión consensual por orden de la unión
según grupo de edad y grupo de generaciones. ENF’77, ENPOFAM´98 y ENDEVE 2010
Fuente: cálculos propios a partir del procesamiento de la ENF´77, ENPOFAM´98 y ENDEVE 2010.
62
47
47
46
38
53
53
54
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
1947-51 1942-46 1937-41 1932-36
25-29 30-34 35-39 40-44
Orden 1 Orden 2 o superior
ENF'77
58
51
45
44
42
49
55
56
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
1969-73 1964-68 1959-63 1954-58
25-29 30-34 35-39 40-44
Orden 1 Orden 2 o superior
ENPOFAM'98
73
67
60
51
27
33
40
49
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
1980-84 1975-79 1970-74 1965-69
25-29 30-34 35-39 40-44
Orden 1 Orden 2 o superior
ENDEVE 2010
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
164
Gráfico 3 Porcentaje de mujeres de 15 a 49 años de edad en unión consensual del total
de unidas según años escolaridad. Censos 1971-2011
Fuente: cálculos propios a partir del procesamiento especial del IIES-UCAB de los Censos de Población y
Vivienda de 1971 a 2011.
El proceso de masificación de la educación que se inicia en los años 60, se evidencia
en el desplazamiento de los grupos de mujeres hacia niveles de escolaridad más
elevados. Aun así, al importante aumento de las uniones consensuales observado entre
1990 y 2001 en el país habrían contribuido tantos las menos educadas” como aquéllas
con estudios superiores. Entre las que tenían hasta seis años de escolaridad el porcentaje
de cohabitantes pasó a 62%, subió a 47% entre las mujeres que habían acumulado entre
siete y doce años de escolaridad para llegar a 18% entre las mujeres con mayores logros
educativos. En 2011 es mucho más notable el aporte de mujeres universitarias a la
expansión de estos arreglos, acortándose de manera importante la brecha con las
“menos educadas”; en aquellas con al menos un año del nivel de media la prevalencia
de estas uniones se incrementa en 16 pp. y en 23 pp. entre las “más educadas”, para
reducirse la distancia con las que apenas llegaron a primaría, a seis pp. y a 29 pp.
respectivamente.
De acuerdo con la edad de las mujeres y las distintas generaciones, se registran los
siguientes patrones y cambios: en los grupos de generaciones que habían nacido entre
los años 50 y la primera mitad de los 70, observadas en la etapa de la adolescencia y
juventud, siempre era mayor la presencia de las unidas consensualmente entre las que
tenían menos educación, pero progresivamente esta se hace patente entre las que
acumulan seis a doce años de escolaridad. En las mujeres que nacieron a partir de los
años 80 esta brecha tiende a diluirse y al ser vistas en la segunda década de los años 2000
la distancia entre las más y menos “educadas” ya se reduce de 27 a 15 pp. en las
adolescentes y de 46 a 21 pp. en las jóvenes de 20 a 24 os. Al seguir las cohortes de
mujeres en el tiempo, se constata que las que nacieron en los 60 y 70, con 30 años o más
de edad este milenio, acusan asimismo un incremento de la importancia de la
cohabitación entre las que alcanzaron algún año de media o de educación superior, de
37
42
46
62
69
7
18
25
47
63
4
6
8
18
40
0
10
20
30
40
50
60
70
80
1971 1981 1990 2001 2011
Porcentaje
Censo
0-6 7-12 13 y mas
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
165
modo que esta conducta nupcial dejó de ser particular de ciertos sectores juveniles de
las “más educadas” (Cuadro 5).
Cuadro 5 Porcentaje de mujeres de 15 a 49 años de edad en unión consensual del total
de unidas por grupos de edad y generaciones según años escolaridad. Censos 1971-2011
Censo/años
de
escolaridad
Grupos de edad y de generaciones
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
1971
1951-55
1946-50
1941-45
1936-40
1931-35
1926-30
1921-25
0-6
41,7
39,5
38,7
37,2
36,4
29,6
35,0
7- 12
13,0
8,7
6,2
5,0
4,2
3,1
9,2
13 y mas
15,7
4,5
2,9
3,4
3,4
2,7
5,6
1981
1961-65
1956-60
1951-55
1946-50
1941-45
1936-40
1931-35
0-6
45,0
45,4
44,4
42,8
41,9
38,6
35,0
7- 12
23,5
20,9
19,3
16,9
13,3
10,9
9,2
13 y mas
13,1
7,4
6,4
6,1
5,6
5,9
5,6
1990
1970-74
1965-69
1960-64
1955-59
1950-54
1945-49
1940-44
0-6
59,3
53,6
50,5
47,5
43,5
39,6
35,3
7- 12
38,4
31,0
26,3
23,6
20,1
16,2
11,1
13 y mas
13,3
9,6
8,0
9,1
7,5
6,7
5,8
2001
1981-85
1976-80
1971-75
1966-70
1961-65
1956-60
1951-55
0-6
83,2
76,6
69,6
63,6
59,0
54,1
48,3
7- 12
71,4
60,2
51,6
44,8
39,6
34,2
28,1
13 y mas
56,5
30,1
20,4
17,5
16,4
14,9
12,3
2011
1991-95
1986-90
1981-85
1976-80
1971-75
1966-70
1961-65
0-6
88,1
83,4
78,7
73,4
68,1
62,4
56,4
7- 12
83,2
76,4
69,5
62,6
55,9
49,1
42,3
13 y mas
73,1
62,3
48,6
39,3
34,4
30,0
24,9
Fuente: cálculos propios a partir del procesamiento especial del IIES-UCAB de los Censos de Población y
Vivienda de 1971 a 2011
Esta mayor incidencia de las uniones consensuales entre los sectores con más altos
niveles educativos no parece ser un patrón generalizable a todos los países de la región.
Como ejemplo se puede mencionar, que si bien países como México y República
Dominicana observaron a finales de la década de los 90 un incremento en el porcentaje
de cohabitantes en las capas más escolarizadas (con secundaría y secundaría y más), en
Brasil su expansión ocurrió entre las mujeres que habían alcanzado el nivel secundario
(Quilodrán, 2011c). En los países del Cono Sur, Argentina, Chile y Uruguay, más bien
se ha destacado una tendencia hacia una convergencia en la preferencia por la unión
consensual en todos los niveles educativos para fechas cercanas a 2010, reduciéndose así
la brecha de elección entre una u otra modalidad marital (Binstock y Cabella, 2011).
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
166
LAS UNIONES CONSENSUALES Y LAS UNIONES LEGALES. ¿PERSISTEN LAS
DIFERENCIAS?
La ENF´77 dio a conocer con mayor detalle las características de las uniones
consensuales y sus diferencias con las de tipo legal (Freitez y Romero, 1991). En el
Cuadro 6 se asientan las pautas de estas modalidades maritales con relación al momento
de su formación, nivel de fecundidad y estabilidad de la vida en pareja, y al respecto se
pudo comprobar que en el grupo de mujeres de 15 a 44 años que había optado en su
primera unión por la cohabitación, iniciaban su vida en pareja a los 17,5 años en
promedio, mientras que aquellas que recurrían al matrimonio demoraban este evento
1,5 años. En cuanto al comportamiento reproductivo, se constataba a partir de este
estudio la importancia que han tenido las uniones, hecho como alternativa para formar
una familia, pero se encontraba asimismo que en todos los grupos de edad era siempre
mayor su nivel de fecundidad, para llegar a tener en promedio 1,3 hijos más que las
casadas casi llegando al final de su período reproductivo (40-44 os) en las
generaciones de los años 30. El vínculo consensual mostraba claramente su mayor
fragilidad: del total de las mujeres que habían tenido una primera unión de este tipo
llegaba a 49% el grupo que la había disuelto y se incrementaba a 63% en entre las mujeres
con mayor exposición, en tanto que en las legalmente unidas esta proporción disminuía
a 14% y se ubicaba en 19% entre las mujeres con más edad.
Al revisar estos indicadores en ambas modalidades de unión a partir de los datos
aportados por la ENPOFAM´98 y la ENDEVE 2010, se evidencia lo siguiente: con
relación a la edad en el momento del inicio de la unión, las mujeres tendieron a retardar
algo más este evento, independientemente de la naturaleza del vínculo, y ello se verifica
en todos los grupos de generaciones, no obstante estos cambios, la formación de una
pareja mediante un arreglo consensual sigue siendo más temprana, e incluso la brecha
se amplía a dos años cuando se observa el total de mujeres en el estudio más reciente,
19,1 años vs 21,1. En cuanto a los niveles de fecundidad, tanto las mujeres casadas como
las cohabitantes, han mostrado cambios hacia su progresiva reducción contribuyendo
ambas a la baja general de la fecundidad en el país, y si bien sigue siendo mayor el
número promedio de hijos a cada edad que se tienen bajo la unión de hecho la brecha se
ha reducido; en específico, entre los grupos de 40 a 44 años de las generaciones de 1954-
58 y 1965-69, la diferencia en la paridez se ubicó en 0,3 y 0,6 hijos en promedio,
respectivamente.
Una mayor propensión a interrumpir la vida conyugal continúa caracterizando a las
mujeres que forman una primera pareja bajo un vínculo consensual. Sobre el 40% resultó
el valor de la tasa de disolución en todos los grupos de generaciones que se observan,
pero aun así, el nivel de inestabilidad en estos arreglos se han vistos reducidos
paulatinamente, mientras que, contrariamente, se ha tornado n más visible la fracción
de mujeres que han tenido la experiencia de la ruptura de su matrimonio: en el grupo
con mayor exposición de las generaciones nacidas a finales de los años 50, la proporción
que se separa o se divorcia se ubica en 28% para el momento de la ENPOFAM, en tanto
que aumenta a 33% en las mujeres pertenecientes a las generaciones de los años 60 según
la ENDEVE.
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
167
La entrada más temprana a la unión cuando es de tipo consensual, es un patrón
nupcial que comparten los distintos países de la región Latinoamérica y del Caribe, e
igualmente se ha podido observar que, con la diseminación de esta modalidad conyugal,
la brecha de edad de inicio con relación a los matrimonios se ha incrementado
(Quilodrán, 2011a). Sobre los niveles de fecundidad, se conoce que, en la región, con
muy pocas excepciones, la fecundidad de las parejas de hecho ha resultado mayor que
en las parejas casadas, pero, al igual que en Venezuela, la distancia entre los dos tipos
de arreglos ha tendido a reducirse (Laplante et al., 2015).
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
168
Cuadro 6. Características de la primera unión conyugal por grupos de edad y
generaciones según tipo. ENF’77, ENPOFAM´98 y ENDEVE 2010
Encuesta/indicadores
Generaciones/grupos de edad
Total
25-29
30-34
35-39
40-44
15-44
ENF'77
1947-51
1942-46
1937-41
1932-36
1932-61
Unión legal
Edad promedio a la unión
19,1
19,6
19,8
20,1
19,0
Paridez*
2,7
3,8
4,9
5,7
Tasa de disolución primera unión
(%)
12,4
15,2
18,7
19,7
14,8
Unión consensual
Edad promedio a la unión
18,0
17,8
17,9
18,5
17,5
Paridez*
3,6
5,4
6,2
7,0
Tasa de disolución primera unión
(%)
47,3
54,3
52,4
63,4
49,5
ENPOFAM'98
1969-73
1964-68
1959-63
1954-58
1954-83
Unión legal
Edad promedio a la unión
19,6
21,1
20,6
20,2
20,0
Paridez*
1,9
2,4
2,9
4,0
Tasa de disolución primera unión
(%)
17,0
21,6
30,3
28,2
23,1
Unión consensual
Edad promedio a la unión
18,3
19,1
20,0
19,0
18,4
Paridez*
2,2
3,1
3,5
4,3
Tasa de disolución primera unión
(%)
45,9
55,0
50,6
53,0
44,1
ENDEVE 2010
1980-84
1975-79
1970-74
1965-69
1965-94
Unión legal
Edad promedio a la unión
19,9
21,6
21,3
22,3
21,1
Paridez*
1,7
2,1
2,5
2,7
Tasa de disolución primera unión
(%)
17,1
26,8
29,0
32,8
25,6
Unión consensual
Edad promedio a la unión
18,5
20,0
20,9
21,6
19,1
Paridez*
1,9
2,3
2,7
3,3
-
Tasa de disolución primera unión
(%)
40,6
44,2
47,2
49,0
39,0
(*) El nivel de paridez corresponde a las mujeres que no habían disuelto su primera unión
Fuente: Freitez y Romero (1991); cálculos propios a partir del procesamiento de la ENF´77, ENPOFAM´98 y ENDEVE
2010.
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
169
TIPO DE UNIÓN CONSENSUAL
Para ahondar un poco más en el conocimiento de las características de las uniones
consensuales en Venezuela, en su proceso de mayor generalización como modalidad
para formar una pareja, se intentó cierta aproximación a una tipología ya propuesta, a
los fines de precisar sus pautas y verificar si en esta mayor adopción por distintos grupos
de mujeres ha supuesto alguna variación en esta opción marital. Con tal fin, se establece
para la diferenciación tres eventos centrales durante los cinco primeros años en una
primera unión consensual: el tránsito a la legalización del vínculo conyugal, la
estabilidad de la relación que no se legaliza y la reproducción en el marco de esta
modalidad marital en el lapso de tiempo considerado.
Con base a los datos ofrecidos por ENDEVE 2010 y sus posibilidades (Cuadro 6), se
obtuvo que un total de mujeres de 15 a 49 años de edad que iniciaron una vida en pareja
en unión consensual, es menos común la concepción de esta modalidad conyugal como
un proceso relativamente breve de tránsito al matrimonio, tengan o no hijos en esta
etapa de convivencia (9%). En tanto, una de cada cinco de estas uniones clasifica como
“temporal”, dado que no supera el quinto aniversario; de tal modo que, según esta
fuente, la gran mayoría se diferencia por ser “uniones estables”, representan el 71%, y
es mayor la proporción de parejas cohabitantes que tienen su primer hijo/a en el
trascurso de estos primeros años de vida marital sin llegar a legalizarla (46%).
Al revisar los tipos de unión consensual según los grupos de generaciones, se verifica
que la importancia de estos arreglos como “preludio” o período de “prueba”,
provisional al matrimonio, ha variado en el tiempo: en conjunto su representación pasó
de 15% entre las mujeres nacidas en los años 60, a 8% en las generaciones de los 80, para
reducirse a 4% entre las más recientes, pero en este último grupo de mujeres cobra
mayor relevancia los arreglos de breve duración catalogados como “temporales“, cerca
de 21% vs 17% en la generación más antigua. La representación de las uniones “estables”
que tienen hijos superan el 40% en todas las generaciones que se observan, pero destaca
que las mujeres nacidas entre 1985-94, varían su comportamiento en estos primeros años
de convivencia en pareja, al incrementarse el peso relativo de las que se mantienen en
esta modalidad conyugal, pero sin tener hijos durante estos primeros años (31%).
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
170
Cuadro 7 Distribución de las mujeres de 15 a 49 años con primera unión consensual por
grupos de edad y generaciones según tipo. ENDEVE 2010
Grupos de edad y de generaciones
Total
Tipo de Unión
Menos de 24
25-29
30-34
35-39
40-49
15-49
1985-94
1980-84
1975-79
1970-74
1960-69
1960-94
Preludio
3,3
6,0
6,6
8,7
11,6
7,1
Prueba
1,0
2,3
1,0
2,9
3,2
2,0
Temporal
20,4
20,9
22,7
20,7
16,6
20,1
Estable sin hijos
31,3
21,1
20,9
23,1
23,5
24,5
Estable con
hijos
44,0
49,8
48,9
44,6
45,1
46,4
Total
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
Fuente: cálculos propios a partir del procesamiento de la ENDEVE 2010.
Al diferenciar según el nivel educativo alcanzado por las mujeres, los resultados
obtenidos mediante esta fuente no evidencian contrastes destacables en cuanto a la
representación de la opción de la cohabitación previa a contraer un matrimonio, así
como aquéllas que se diferencian por su corta duración, en torno a 9% y 19%
respectivamente. La distinción de acuerdo a esta característica más bien se observa en
las uniones estables” y su vinculación con la reproducción. En las mujeres con estudios
superiores se incrementa a 32% la representación de las uniones sin al menos un hijo/a
en los primeros cinco años de vida conyugal, por lo que disminuye a 40% la importancia
en los arreglos que optan por la maternidad. En específico, llega a 7 pp. la diferencia del
peso relativo de este grupo con relación a las que había acumulado entre 7 a 12 años de
escolaridad y resulta en 9 pp. la distancia si se compara esta modalidad en mujeres que
no superaban los estudios de primaria (Gráfico 5).
Gráfico 5. Distribución de las mujeres de 15 a 49 años con primera unión consensual
según tipo por años de escolaridad. ENDEVE 2010
Fuente: cálculos propios a partir del procesamiento de la ENDEVE 2010.
7
7
9
2
2
2
19
20
18
23
25
32
49
47
40
0%
20%
40%
60%
80%
100%
0-6 7-12 13 y mas
Estable con hijos
Estable sin hijos
Temporal
Prueba
Preludio
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
171
Si bien por la temporalidad y por la escala estos resultados sobre los tipos de unión
consensual no son directamente comparables con los presentados por Raimondi y Street
(2002), a partir de una investigación realizada en el Área Metropolitana de Buenos Aires,
permiten verificar en el contexto de la región la clasificación empleada, diferencias
generacionales y tendencias. En ese orden, destaca el mayor peso de la cohabitación con
hijos en los primeros años de la unión e igualmente una disminución de la convivencia
prematrimonial (tipo preludio o prueba), a favor del aumento de la incidencia de las
“estables” que no tienen hijos en los años iniciales, patrón que no resulta muy diferente
al observado a lo largo de las generaciones consideradas en el caso venezolano.
CONCLUSIONES
Venezuela, al igual que otros países de la región latinoamericana y caribeña, ha
experimentado una expansión de las uniones consensuales desde la década de los 90 del
pasado siglo, proceso que en común ha sido muy intenso al punto de ser catalogado
como el boom de la cohabitación. Este artículo se ha centrado en examinar los cambios en
la importancia de estos arreglos conyugales y sus características, apelando a un conjunto
de fuentes nacionales que permiten verificar su prevalencia en mujeres en edad fértil
desde la década de los 70 y el inicio de la segunda década de los años 2000, así como la
experiencia nupcial de las generaciones nacidas entre los años 30 hasta la primera mitad
de los 90 reflejadas en este período.
Los censos de población como las encuestas utilizadas evidencian el significativo
incremento de los arreglos consensuales en el transcurso de estos años, de un tercio de
las mujeres en pareja a más de la mitad, asimismo, prácticamente se duplica su
incidencia como modalidad de entrada a una primera unión conyugal. A nivel de las
entidades federales, se constata que la mayor preferencia por esta alternativa marital se
disemina independientemente de la ubicación en las etapas de la Transición
Demográfica, mostrando cierta tendencia a la convergencia.
Los indicadores analizados permiten determinar que a esta expansión de la
cohabitación han contribuido de manera notable las mujeres en edades juveniles, pero
que igualmente han participado en este cambio de la nupcialidad las mujeres de mayor
edad, ello debido a una progresiva tendencia a no legalizar el vínculo conyugal a medida
que transcurre la vida en pareja, junto al efecto de una alta frecuencia de segundas
nupcias bajo esta modalidad marital.
De acuerdo con el nivel educativo de las mujeres, se verifica que, en este proceso de
desinstitucionalización de las uniones, han aportado tanto las mujeres con menos logros
educativos, con una prevalencia tradicionalmente alta, como aquellas con estudios
superiores. Para el último año observado, 2011, es mucho más notable el aporte de
mujeres universitarias acortándose así la brecha con las “menos educadas”. De acuerdo
con la edad, se revela que para esta última fecha igualmente se incrementó el porcentaje
de cohabitantes entre las mujeres de 30 años o más de edad con algún año acumulado
de media o de educación superior.
Expansión de las uniones consensuales y sus características. Venezuela 1971-2011
172
Las uniones consensuales siguen siendo más tempranas que las uniones legales, más
inestables y con más alto nivel de fecundidad, sin embargo, muestran cambios en el
trascurso de estos años de mayor generalización. Si bien la edad a la primera unión
registra cierto aumento en las dos modalidades, la brecha entre ambas se amplía; una
mayor propensión a interrumpir la vida conyugal continúa caracterizando a las mujeres
que forman una primera pareja bajo un vínculo consensual, sin embargo, el nivel de
inestabilidad en estos arreglos se registra más bajo que en el pasado, así como se ha
reducido el diferencial del nivel de fecundidad de las parejas de hecho y las parejas que
se mantienen casadas.
Para completar esta caracterización de las uniones consensuales en expansión, se
intentó cierta aproximación a una tipología. Al respecto se encontró que las uniones
observadas durante sus primeros cinco años clasificaron mayoritariamente como
“estables”, adquiriendo entre estas, mayor importancia las que tuvieron su primer hijo
en este período; le siguen las uniones “temporales”, en tanto que es menos frecuente
iniciar una unión de hecho como tránsito al matrimonio. Según la generación, este
último tipo ha perdido vigencia entre las más jóvenes, mientras que cobra mayor
relevancia entre ellas los arreglos de breve duración y las uniones “estables sin hijos”.
Al considerar el nivel educativo, la diferencia destacable refiere igualmente al mayor
peso que adquiere esta modalidad de arreglo sin hijos en los primeros años entre las
mujeres con estudios superiores.
Estos cambios que muestran las uniones consensuales en Venezuela se inician en el
marco de severas situaciones de crisis económica que abarcan la década de los 80 y 90,
sin embargo, en la primera década de los años 2000 se experimentó una etapa de mejora
en el ámbito económico sin acusar interrupción en la tendencia al alza de la prevalencia
de estos arreglos. Asimismo, se han registrados adelantos en el ámbito legal en materia
de reconocimiento de las uniones estables de hecho y se han dado transformaciones en
el ámbito sociocultural que pueden incidir en la nupcialidad, no obstante, se requiere
determinar la influencia de cada uno de estos factores y el significado que le otorga la
población a esta alternativa marital.
No hay un solo tipo de unión consensual, tal como han expuesto algunos de los
estudiosos del tema. “… la consensualidad no puede interpretarse simplemente por su
oposición al matrimonio ni tampoco como una práctica con pautas comunes y fijas para todos
aquéllos que la adoptan” (Raimondi y Street, 2002. p.103). Este trabajo aporta ciertas
evidencias a nivel nacional y señala una serie de aspectos a profundizar para avanzar
en la comprensión de los cambios en la formación de las parejas conyugales en el país.
Sin embargo, a juzgar por la importancia de las mujeres que se mantienen con su pareja
y tienen hijos, las uniones consensuales siguen siendo una alternativa al matrimonio
para una buena parte de la población venezolana.
Sobre la dicotomía planteada en la región en torno a la existencia de uniones
consensuales “modernas” y uniones “tradicionales”, se comparten aquí los argumentos
de Binstock y sus colaboradores (2016). Frente al aumento de la cohabitación parece muy
poco probable que se esté presenciando una tradicionalización de esta alternativa marital,
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 2 (jul - dic),
173
así como posiblemente no se pueda decir que en nuestras sociedades se esté
experimentando una modernización de este patrón, de modo que, teniendo en cuenta las
diferencias sociales en el calendario de transiciones en la formación de uniones y la
maternidad, procede más bien centrarse en la interpretación de la polarización social de
los comportamientos demográficos (p. 265).
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